Las agendas visuales pueden constituir una herramienta muy útil para apoyar a los niños con autismo a comprender las actividades que se desarrollarán a lo largo de una jornada. Debemos tener en cuenta que su forma de aprender es, en gran medida, a través del sentido de la vista. Todo lo que podamos hacer para reforzar la vía visual redundará en beneficios para ellos y para nosotros. Para poner esto en práctica, necesitamos valorar si el receptor de esta estrategia tiene dificultades en la comprensión y/o expresión del lenguaje oral, y cuáles son éstas. También debemos tener en consideración si posee dificultades con la anticipación y la aceptación de los cambios y rutinas.

 

¿Qué tipos de agendas visuales podemos emplear?

 Nos podemos encontrar fundamentalmente con cuatro tipos de agendas visuales:

  • Agenda diaria por momentos: Consiste en estructurar las actividades en función de las diferentes partes del día: mañana, tarde y noche.

 

  • Agenda por actividad: Secuenciamos la actividad en las diversas acciones que son necesarias para llevarla a cabo. Por ejemplo, si tenemos que lavarnos los dientes, dividimos la tarea en varias fases: primero coger la pasta de dientes, después abrir el grifo y así hasta finalizar el procedimiento.

 

  • Agenda diaria: Identificamos las actividades más significativas a realizar en el día. Una manera de hacerlo sería poner verticalmente las diferentes actividades que hacemos en el colegio.

 

  • Agenda semanal: Se proponen las actividades que se van a llevar a cabo de lunes a domingo.

 

A la hora de elaborar una agenda visual, debes tener en cuenta diferentes aspectos. Uno de los más importantes es el nivel de abstracción del niño y su capacidad de comprensión. No puedes diseñar una agenda con pictogramas, si el niño no tiene un nivel suficiente como para comprenderlos. En este caso, deberíamos empezar con fotografías reales de las cosas. Después, paulatinamente, cuando vaya adquiriendo comprensión, iremos introduciendo los pictogramas.