¿Cómo puedo emplear la escucha activa con personas que no
cuentan con comunicación oral?


Es complicado aplicar la escucha activa con personas que no pueden comunicarse

mediante el habla. Se puede convertir en un verdadero quebradero de cabeza averiguar qué

le está pasando realmente. Estudiando sobre el tema, he descubierto que la escucha activa

tiene cuatro ingredientes fundamentales:

 

1. Atención. Estar siempre atentos a las señales, gestos faciales, expresión corporal,

emisiones orales que nos proporciona la persona. Comprender su situación es fundamental

para intervenir de manera eficaz. Tenemos que prepararnos con el máximo tiempo

posible para gestionar la crisis de la mejor manera, en caso de no poder

prevenirla.

 

2. Objetividad. Debemos estar abiertos a recibir los mensajes y a interpretarlos de

forma objetiva, sin prejuicios. Podemos tener ideas preconcebidas respecto al

motivo por el que sucede una determinada acción y podemos estar convencidos de que

una reacción agresiva está motivada por una causa específica. No obstante, también puedo

escuchar a otras personas que están a nuestro alrededor y que tienen su propia visión de las

cosas.

 

3. Empatía. Esto es algo que desarrollamos con el transcurso del tiempo, y que

al principio a mí me costó mucho. Hay que entender que estas situaciones son

estresantes para todos, pero que ellos tienen un motivo, que hay una causa que las

desencadena y hay que buscarla.

 

4. Disposición. Como resultado de todo lo anterior, tendremos una perspectiva más

amable de la situación y contaremos con una actitud proactiva. Es decir,

accionaremos de tal modo que los problemas conductuales no se agudicen en el

tiempo, en vez de simplemente reaccionar ante determinados eventos y esperar que

las soluciones vengan desde fuera.